Yo soy Energía
Yo Soy Energía: Todo en el universo está compuesto de energía, y nosotros no somos la excepción. «Yo Soy Energía» significa reconocer que somos más que un cuerpo físico: somos una vibración, una fuerza vital que se conecta y fluye con todo lo que nos rodea. Somos la energía que da vida a nuestras emociones, pensamientos y acciones. Cuando decimos «Yo Soy Energía», nos alineamos con el poder de crear y transformar, de dirigir nuestra intención hacia el bienestar y la armonía. Es una afirmación de conexión profunda, de saber que nuestro ser es ilimitado y está en constante movimiento, listo para manifestar la mejor versión de nosotros mismos.
Este artículo en audio. El universo es energía
La palabra energía viene del griego “en” y “ergon” que significa acción o fuerza. La palabra vital se relaciona con la “vida o vitalidad”. La energía vital sería entonces la acción de la vida, o la fuerza de la vitalidad.
Corresponde a lo que en sánscrito se llama prana que se encuentra en la luz del sol, en el aire, en el agua y en los alimentos.
La energía lo es todo en el universo, se manifiesta en tres grandes estados: lo material, lo mental y lo espiritual. Y estas tres manifestaciones de la energía universal forman una unidad indivisible, de tal manera que “la energía no se puede crear o destruir, sólo transformar” tal y como se acepta científicamente.
Así como un trozo de hielo puede transformarse en agua y ésta en vapor; así lo espiritual se transforma en lo mental y en lo material y viceversa.
En cuanto al prana o energía vital que utiliza un individuo es lo que determina su grado de salud, de bienestar, de fortaleza y de buen funcionamiento en todos los niveles de su ser. De ahí la importancia de saber utilizar la energía vital y poder vivir más plenamente en el mundo.
En el sistema del Yoga se le conoce como pranayama al arte o ciencia de manejar la energía vital en forma consciente, principalmente se enseña con ejercicios de respiración acompañados de atención mental.
Sin embargo, no solamente con la respiración podemos nosotros mejorar la cantidad o calidad de nuestra energía personal, sino también con la práctica de las terapias naturales.
En resumen, debemos energetizar nuestra materia, concienciar nuestra energía y espiritualizar nuestra conciencia.
Y seguir lo que se siente bien para nosotros está dictado por quienes somos. Si algo se siente bien para nosotros, usualmente lo mejor es ir por esa ruta. De este modo, estamos continuamente en un sendero donde necesitamos estar. Estamos en alineación, entonces, con nosotros mismos. Una manera efectiva de saber quiénes somos y lo que contenemos, es seguir la senda de lo que se siente bien. Cuando sentimos pasión por algo, es porque estamos recordando qué es lo que venimos a hacer. Cuando sentimos pasión, es porque la mayoría de los factores que se refieren a cierto tema o senda son apropiados para nosotros y están en alineación con nosotros. Entre más elementos que nos queden bien recibamos, más pasión sentiremos. Y entre más pasión sintamos, estaremos más en alineación con la Fuente que somos, permitiendo que esta energía se vierta a través de nosotros sin vacilación. Esta es la manera en que fue planeado.
A veces podemos no hacer lo que amamos o lo que se siente mejor porque no genera dinero, o sentimos una responsabilidad por otros, o incluso posiblemente nos ponemos a nosotros mismos al final. Una lámpara no puede generar luz si no está llena de aceite. El corazón primero debe bombear sangre a sí mismo antes de que pueda cuidar del resto de nuestro cuerpo. E incluso en una aerolínea, en una emergencia se nos advierte que nos coloquemos la máscara de oxígeno nosotros mismos, antes de que la coloquemos en nuestros niños.
Desde hace años se utiliza la energía vital o prana para prevenir o curar padecimientos. Sin embargo, no todos la conocen.
Curar con energía vital o prana. Ese es el concepto más sencillo que existe para describir a la sanación pránica, una ciencia milenaria que para algunas personas es muy efectiva, sin embargo, para otras no.
Los sanadores emplean un sistema de técnicas que permiten utilizar el prana, conocido también como mí, para facilitar los procesos de recuperación y desarrollo de los seres, restableciendo el equilibrio energético alterado en todo trastorno físico, emocional y mental.
Un sanador pránico saca la energía sucia del área afectada del paciente, donde se va a trabajar, y proyecta una limpia para aliviar o curar el padecimiento. Si bien esta técnica no es nueva y muchas prácticas de la India, China y Filipinas fueron reveladas por otras personas, fue el urólogo filipino Choa Kok Sui quien, en 1987 la recopila, experimenta y aplica.
En uno de sus libros Manual Práctico de Curación Pránica, se menciona que desde niño se interesó por el yoga, los fenómenos psíquicos, la mística y el ki kung (arte de generar fuerza interna) y que estuvo vinculado con yoguis, sanadores y clarividentes.
Hay muchas técnicas terapéuticas que utilizan el campo de energía humano para mejorar y aumentar la energía vital de la persona.
Desde luego lo primero que debe uno hacer es evitar a toda costa estropear, perder o ensuciar su energía vital o aura humana. Muchas maneras hay de hacer esto, entre las que destacaré: accidentes o lesiones por traumatismos físicos, no liberar las emociones u energías psíquicas y llenarse de traumas psicológicos, cuando se adhieren a nuestra aura bajos astrales u egregores como el miedo, el odio o la rabia.
Las técnicas terapéuticas que utilizan el campo de energía humano para sanar a la persona son las más apropiadas holísticamente hablando, directas y profundas. Desde la acupuntura, terapias de grupo para liberar emociones, terapia chakral, yoga, reiki, terapia craneosacral, etc.
Para una vida sana y equilibrada en todos sus niveles es necesario que el ritmo del LCR vaya fluidamente por todo el organismo y que por tanto se realice el movimiento de flexo-extensión por todo el cuerpo, en especial por el cráneo. Este fundamento, principio de la terapia craneosacral, hace una recarga y limpieza del aura o campo de energía humano 5 ó 6 veces por minuto por todo el organismo que colabora mucho en tener un buen C.E.H. (campo de energía humano). Para una salud completa y profunda tendremos que tener un campo de energía C.E.H. en todos sus niveles, bien formado, cargado, limpio y equilibrado. Cuerpo físico, cuerpo etérico, cuerpo astral, cuerpo mental y cuerpo espiritual tienen que estar cargados, limpios equilibrados y bien formados.
Nosotros sólo tendremos que estar centrados y conectados con nuestro autentico Ser interior, para adquirir la perfecta sabiduría interior. Esta alineación nos pone en contacto directo con la fuente de energía universal y esto nos hace que nuestra fuerza vital aumente, nuestro poder curativo se pone en marcha y podemos usar esta energía sin agotar nuestras reservas internas, si no conectándonos con la fuente universal de la energía.
El conectarnos a la energía es parte de todos nosotros y al principio de la creación de la Tierra, en las civilizaciones del Mu o Lemuria y de la Atlántida, los niños recibían las iniciaciones de los campos de energía en la escuela elemental, así como otras enseñanzas terapéuticas. Los cambios telúricos que destruyeron Lemuria y la Atlántida, provocaron una gran desorganización social y cultural. Una selecta minoría que consiguió refugiarse en la India y en el Tíbet, consiguió preservar estos conocimientos de sanación y ajuste energético del ser humano. De ahí que en la India haya una tradición tan autentica sobre el conocimiento del campo energético humano y universal, con sus Chakras o ruedas de energía.
Una persona que sea practicante de Reiki u de otra técnica sanadora y que por tanto sus canales de energía están más abiertos y predispuestas a la curación tendrá más facilidad y mejores resultados de hacer terapia cráneo-sacral.
Podemos contar un poco la historia reciente de un Ser que por su deseo más profundo de encontrar métodos de curación energética nos trajo la técnica de curación llamada Reiki y que es un complemento muy bueno para realizar terapia cráneo-sacral.
De hecho, es seguro que al realizar algunas posiciones de las manos en Reiki se realice en algún momento las técnicas cráneo-sacrales. O sea que se produzcan momentos en donde se pare y se reordene el movimiento respiratorio primario, con tan solo colocar nuestras manos en el cuerpo por un tiempo más o menos alargado. Pero por supuesto si conocemos las técnicas de antemano podremos ser mucho más facilitadores del toque terapéutico.
El universo es energía pura.
– Nuestros pensamientos afectan esa masa de energía creando la realidad
– Pensamientos negativos bajan la vibración de nuestra energía provocándonos cansancio, depresión, angustia.
– Los pensamientos positivos elevan la vibración de nuestra energía provocándonos alegría, entusiasmo, comprensión; y nos permiten desarrollar al máximo nuestras potencialidades.
La energía se percibe de distintas maneras: a través de los sentidos físicos (visual, táctil, auditiva) o a través de un conocimiento interior.
La energía disponible en nosotros depende de muchos factores, pero sobre todo de cómo la administramos. Hay que estar muy atento en este punto, ya que muchas veces dejamos que se nos escape la energía en preocupaciones inútiles acerca del futuro (este no existe, por qué preocuparme por él, por otro lado, la preocupación no acciona, no resuelve, ni calma…).
Siempre tenemos, por supuesto, formas de aumentar el caudal de energía disponible: conectándonos con la Naturaleza, aumentando nuestra apreciación de lo bello (visitando un museo, visitando una galería de arte), practicando disciplinas específicas, bailando, cantando, absorbiendo las energías de un cristal, etc.
Debemos recordar que la energía que irradiamos afecta a todos, por lo que mi frecuencia vibratoria (si estoy en pensamientos negativos o elevados) puede alternativamente contribuir con la iluminación general o hacer un aporte al caos y la oscuridad. Hay diversas situaciones que causan el descenso de la frecuencia vibratoria de la energía: la rabia, el miedo, el resentimiento, la distancia a quienes pueden ayudarnos, el escepticismo, el ponerse en el rol de víctima, etc. Muchas veces, el mismo proceso de abrirse a un nivel de conciencia más elevado desata estas emociones con mayor intensidad. Es por eso que hay que estar muy atento.
El ser humano tiene una naturaleza bioelectromagnética, lo que significa que nuestro cuerpo genera y está influenciado por campos electromagnéticos. A nivel celular, nuestras células están cargadas eléctricamente y generan señales eléctricas y campos electromagnéticos que son fundamentales para el funcionamiento de nuestro sistema nervioso, muscular y otros sistemas corporales.
Además, el corazón y el cerebro son particularmente importantes en términos de actividad eléctrica y generación de campos electromagnéticos. El corazón, por ejemplo, genera un campo electromagnético que es muchas veces más potente que el generado por el cerebro y puede influir en nuestro bienestar emocional y en la interacción con otros seres humanos.
Los avances en la tecnología también nos han permitido detectar y medir los campos electromagnéticos generados por el cuerpo humano. Por ejemplo, la electroencefalografía (EEG) registra la actividad eléctrica del cerebro, mientras que el electrocardiograma (ECG) registra la actividad eléctrica del corazón.
Aunque la influencia exacta de los campos electromagnéticos en la salud y el bienestar humano aún se está investigando, existen muchas teorías y prácticas relacionadas con el uso de campos electromagnéticos en terapias complementarias, como la terapia de campo electromagnético pulsado (PEMF) y la acupuntura bioelectromagnética.
En resumen, el ser humano tiene una naturaleza bioelectromagnética y genera y está influenciado por campos electromagnéticos. Estos campos desempeñan un papel importante en el funcionamiento de nuestro cuerpo, especialmente en los sistemas nervioso y cardiovascular. Aunque aún se están investigando los efectos precisos de los campos electromagnéticos en la salud humana, su influencia en el bienestar y la interacción con el entorno es un campo de estudio fascinante.
El ser humano está compuesto por varias formas de energía que interactúan y se entrelazan entre sí. Aquí hay algunas energías que se consideran importantes en el contexto humano:
- Energía física: Es la energía asociada al cuerpo físico y su funcionamiento. Es proporcionada por la alimentación, el descanso y la actividad física.
- Energía mental: Es la energía asociada a los procesos de pensamiento, concentración y actividad mental. Incluye la capacidad de enfoque, la claridad mental y la creatividad.
- Energía emocional: Se refiere a la energía vinculada a las emociones y los sentimientos. Cada emoción tiene una cualidad y una intensidad energética única.
- Energía espiritual: Es la energía relacionada con la esencia y la conexión con algo más grande que uno mismo. Es la energía que trasciende lo puramente físico y conecta con la dimensión espiritual o trascendente.
- Energía vital: Es la energía sutil que se cree que anima y sustenta la vida en el cuerpo. Se conoce en diferentes tradiciones como prana, chi o ki.
- Energía relacional: Es la energía que se intercambia entre las personas en las interacciones sociales. Incluye la comunicación verbal y no verbal, la empatía y la resonancia emocional.
Es importante destacar que estas energías no existen de forma aislada, sino que están interconectadas y se influyen mutuamente. Mantener un equilibrio y flujo armonioso de estas energías es esencial para el bienestar integral. Diferentes enfoques terapéuticos y prácticas como la medicina energética, el yoga, la meditación y otras disciplinas buscan armonizar y potenciar estas energías para promover la salud y el crecimiento personal.
Si dices «yo soy energía», estás expresando una comprensión de ti mismo como un ser compuesto de energía en un sentido más amplio. Según la perspectiva científica, todo en el universo, incluidos los seres humanos, está compuesto de energía en diferentes formas y niveles.
Desde una perspectiva espiritual o metafísica, la afirmación «yo soy energía» puede tener un significado más profundo. Puede implicar que reconoces tu naturaleza esencial como una entidad energética interconectada con el cosmos. Algunas creencias y tradiciones espirituales sostienen que somos seres energéticos que existen más allá del plano físico y que nuestra energía se extiende más allá de los límites de nuestro cuerpo físico.
Esta afirmación también puede tener un sentido de empoderamiento personal. Reconocerse como energía implica que tienes la capacidad de dirigir, canalizar y utilizar esa energía de manera consciente para influir en tu vida y en el mundo que te rodea. Puede ser una invitación a explorar y desarrollar tus habilidades energéticas, como la capacidad de sanación, la intuición o la manifestación consciente.
En última instancia, cómo interpretes y apliques la afirmación «yo soy energía» dependerá de tus creencias, perspectivas y experiencias individuales. Puede ser un punto de partida para una exploración más profunda de tu ser y tu conexión con el universo.