El TAO
Zhan Zhuang, el abrazo del árbol.
Es una postura que refuerza la unidad psicofísica. El cuerpo está quieto e inmóvil, todo el movimiento sucede en el interior. Dicen los manuscritos Taoistas: “en la quietud está el movimiento, en el movimiento está la quietud”.
La volición controla la conciencia que a la vez ejerce un control, primero sobre el cuerpo, luego sobre la respiración y luego sobre la mente, finalmente los tres se sincronizan y equilibran, alcanzando una inmensa sensación de paz interior, de calma, de serenidad, de clarividencia. La conciencia es el factor clave para la relajación pues es a través de ella que el practicante identifica cualquier tensión y equivocación corporal y la corrige.
La respiración es el vínculo funcional entre la quietud externa y el movimiento interno, entre el cuerpo y la mente, por esta razón la conciencia también se centra en la respiración y en su movimiento abdominal. El grupo de músculos diafragmáticos que se contrae y se distiende ejerce un suave masaje en la zona renal, estimulando a los riñones.
Gracias a la respiración abdominal y a la conciencia el Jing almacenado en los riñones se convierte en Qi que pasa al Dantian Inferior. El practicante actúa como si fuera una batería, recarga Qi que queda almacenado y preparado para circular hacia cualquier parte del organismo.
Los sentidos físicos que en China se llaman Los 5 Ladrones son los responsables de recoger toda la información externa para enviarla a la mente; Los 5 Ladrones mantienen constantemente ocupada la mente que no cesa ni un momento de procesar datos sensoriales y mundanos, de está manera mantienen al cerebro siempre ocupado y lo privan de acceder al nivel superior de conciencia: la Mente Original.
Mediante la meditación Zhan Zhuang, se cierra el paso a los estímulos sensoriales externos, de esta manera se consigue vaciar todo ese ruido mental que genera el pensamiento racional en la corteza cerebral. Mediante la Meditación Zhan Zhuang se retorna a la Vacuidad.