Chakras desgarrados
El chakra enfermo o desgarrado.
A través de los malestares de los chakras, el alma os habla de sus necesidades. En las configuraciones de los chakras enfermos, describiremos el chakra rígido, el chakra desmoronado, el chakra vacío el chakra desplazado, el chakra en forma de espada, el chakra fragmentado y aquel cuyo movimiento se ha invertido; sus particularidades serán explicadas con los textos. Estas configuraciones pueden adoptar todas las asociaciones y formas imaginables. Esta explicación no se debe de tomar de forma radical o matemática, ya que es muy difícil definir con palabras exactas todo lo que no se ve y pertenece a otros planos
Los malestares del Alma se deben interpretar como una necesidad de sanación y de reencuentros con vuestra divinidad.
Los chakras enfermos
Reconocemos un chakra enfermo debido a su vacío, a su endurecimiento, a su sensación de frío, de picoteos, de resistencia, de bloqueo, de cristalización, que nos indican que las células del chakra han perdido su luz, su vitalidad. Los vórtices situados en el interior del chakra no trabajan en armonía. El movimiento de la espiral puede ralentizarse, acelerarse, desbocarse, agitarse, convulsionarse, provocar una ruptura, un desenraizamiento en el chakra y sus circuitos de energía. El cono puede estar tapado, aplastado, desenraizado, hundido o incluso invertido, etc., lo que corresponde a una anomalía, a un traumatismo o a una patología del cuerpo físico.
Los chakras enfermos son poco brillantes y sus colores vibratorios testimonian su estado de salud. A veces oscuros, pasando del gris al negro, parecen viscosos, inertes y giran a menudo en el sentido contrario al de las agujas de un reloj. Más allá de las sensaciones inconfortables, los mensajes que nos transmiten los chakras nos hablan también de las memorias, de las miserias, del sufrimiento, de la desolación llevada a cabo por el mismo chakra. Por ejemplo, si os volvéis vulnerables, si sois agredidos con facilidad, si perdéis vuestras energías, es sin duda porque uno de vuestros chakras ha perdido su movirniento natural. Así, el movimiento del chakra que ha perdido su sentido, su función espiritual, deja una puerta abierta a las agresiones, a las compulsiones, a las distorsiones de cualquier tipo. La energía es utilizada entonces no desde la luz, no desde una respuesta sana de sus necesidades, sino en una forma de movimiento de negación de la vida, de destrucción de sí mismo o del otro. El chakra se verá entonces situado en un espacio de incomodidad, atacado, incapaz de «bailar» con facilidad en la materia. La energía se encuentra apretada, ya no hay fluidez. El chakra se ha cerrado, como un bloque. Si ese chakra está más o menos separado de sus raíces, la energía que contiene estará más o menos retenida, expresando una especie de rechazo de la expresión de la vida. Ahora bien, el sentido mismo de la vida es la fluidez; por lo tanto, la vida intentará circular. La vida intentará des cristalizarse. ¿Cómo actuará? Irá en sentido inverso e intentará excavar el chakra hacia el interior, con el riesgo de provocar fugas de energía, fisuras, grietas que, no obstante, permanecerán tapadas, muy subterráneas, muy sutiles.
¿Cómo es que un chakra puede cristalizarse si su primera función es el amor?
A través de la encarnación terrestre, el alma vive en dimensiones de conciencia. Existen varias dimensiones. En este, momento, la mayoría de almas encarnadas viven en la tercera dimensión, que denominamos «el coma terrestre». Esta dimensión está asociada a un sueño del alma que no se ha despertado todavía a su propia naturaleza, a su mandato ni a su realización. En la tercera dimensión, la personalidad del ser parece dominar la evolución del alma; es por eso que la denominamos el «coma», pues la conciencia aún está dormida. Podríamos definir esta dimensión como la de lo personal, la de la posesión, la del control, la del ego edificado. Y algunas veces, el alma puede incluso tocar la segunda dimensión, que es la dimensión de la guerra, puede incluso tocar la primera dimensión, que es la dimensión de la crueldad. Quizá un alma haya elegido encontrar estas dimensiones a través de su encarnación pata trascenderlas, hiriéndose e hiriendo a otros, reencontrando los viejos modelos de desamor, de odio, de cólera, de posesividad, de celos, de dependencia, de compulsión, de destrucción. Así, los chakras del recién nacido, que estaban sanos y que se habían desarrollado a través de la alimentación de los chakras de los padres, han podido ciertamente reestructurarse de tal manera que expresan ahora el desamor y la destrucción. No obstante, ¡tened cuidado, pues no sois de ninguna manera víctimas! Todos sois adultos, maestros de vuestra vida. Todos tenéis la estructura de conciencia y la energía del corazón para elegir sanar el desamor en vosotros y a vuestro alrededor.
Ejemplos de chakras enfermos
- El chakra rígido He aquí un chakra que se ha contraído por, razones muy específicas de agresión o de defensa. Cuanto más se contrae más se aleja, de su verdadera función, de su identidad y de la expresión de su esencia.
Se intenta enraizar en otros chakras y se evade de sí mismo. Se crea un verdadero círculo vicioso. Cuanto más rígido se vuelve el chakra más busca su alimentación en los chakras de alrededor y más se aleja de sí mismo; debido a esto, se vuelve todavía más rígido.
El movimiento del chakra pierde así su fluidez, lo que provoca una rigidez que Se instala aún más en los vórtices hasta el corazón del chakra. El chakra no puede nutrir el Ser Ya no puede expresar libremente la «danza» del amor
2. El chakra hundido He aquí un chakra que ha perdido su vitalidad. Empieza a cristalizarse. Se hunde, en una especie de negación y de rechazo más o menos exagerados. El individuo que nace con este chakra ya se resiste a su encarnación; se prepara para pelearse con el abandono y el rechazo crónicos. Así, una entidad cuyos chakras están hundidos, ¿puede espiritualizar la materia? ¿Puede alinearse con la vida? Desde luego que no, pues ya sea que se aleje de su propia vida y que esta vida se vuelva poco interesante, ya sea que la niegue, ya sea que la asocie constantemente a los otros, crea una confusión, un estado de victimización o un estancamiento de la acción. Un chakra hundido es contagioso en el sentido que empuja a los demás hacia ese estado de no-vida. Tenéis así un hundimiento general (le la energía vital del ser. Por eso mismo, los chakras adyacentes se verán profundamente afectados.
3. El chakra vacío Aquí tenemos un chakra que se ha vaciado (de su fuerza de vida al haberse nutrido de tristeza, de decepción, de desilusión, de desesperación. A la larga, estos estados conducen al chakra hacia una actitud (de victimización, de negación de la vida. Entonces, el cono del chakra se hunde, se aplasta y disminuye poco a poco. Las raíces se vuelven blandas y el chakra se vacía. De todo ello resulta que la energía de la fluidez de la vida alimenta apenas a los otros chakras, y el humano pierde poco a poco su capacidad de dominar la expresión libre de su energía de vida.
En su fase extrema de expresión, este chakra niega toda relación con la Tierra y con los demás. Se desmorona y vive la expresión de la ausencia. Experimenta literalmente el vacío del amor. La energía de vida, que apenas circula a través suyo, expresa la depresión.
4. El chakra desplazado
Aquí tenemos un chakra que se ha llenado de una emoción cristalizada, a lo largo de un proceso que ha durado unos años. La carga emocional fijada en el centro de energía actúa corno un peso que, a la larga, desestabiliza los vórtices. Éstos pierden su verticalidad, ya que pierde su velocidad de pulsión, de emanación y de receptividad. Este resultado proviene de la carga emocional llevada por el individuo en ese chakra. Cuanto más perdura la emoción, más se desestabiliza el chakra. Sus vórtices crean un principio de desplazamiento de la materia emocional presente. Este derrame de materia puede dirigirse hacia el núcleo del cuerpo etérico del núcleo del cuerpo que envuelve el cuerpo físico, hacia otro chakra primario o hacia chakras secundarios. Por ejemplo, podéis leer un derramamiento del corazón hacia el plexo o de la garganta hacia el corazón o del hara hacia la base. El derrame sigue habitualmente la ley de atracción terrestre contagio de derrame. Una cascada de derrames provoca un contagio de un chakra a otro.
5. El chakra en forma de espada Aquí nos encontrarnos con un chakra en forma de espada. El chakra es puntiagudo y se erige con una verticalidad exagerada, se defiende de manera excesiva, ataca constantemente. Esta necesidad de defenderse esconde una carencia y una herida profunda. Esta configuración puede provenir de una chakra que súbitamente se ha construido con la cólera, la rabia o la impotencia. Expresa la rebelión frente a las agresiones de esta vida o de otras vidas, frente a las heridas en las que ha reaccionado defendiéndose. Esta re acción puede ser consciente o inconsciente, y el chakra se parece a una espada. Se instala entonces la defensa; es necesario parar los ataques. Por este motivo, el chakra transmite esta información a los chakras adyacentes y a aquellos que están en el camino por el que circula la energía. El chakra en espada no es agradable de Podéis notarlo fácilmente si os acercáis a un individuo sentís dolor, de repente, al entrar en contacto con él. Posad delicadamente vuestra mano en su plexo, su corazón o su garganta, sin juicios; notaréis, quizá, la punta de una espada
6. El chakra en sentido invertido He aquí un chakra cuya energía vital gira en el sentido opuesto al de su movimiento de vida. Así, en lugar de emanar hacia el interior, hacia el exterior o hacia los lados, la energía gira sobre ella mismas, a la larga, se arriesga a entrar en el chakra para iniciar en él una especie de autodestrucción. Es importante reestructurar, restablecer la disfunción, también es importante ayudaros nutriendo este chakra con la energía del Cielo y de la Tierra. Permitid que la energía que contiene vuelva a encontrar su fluidez elevando su tono vibratorio; con ello, las materias que se encuentran en él y que ponen trabas a su movimiento natural se eliminarán. Es importante que os despertéis a vuestra propia luz.
7. El chakra fragmentado He aquí un chakra que pierde constantemente su energía vital porque reposa en una sushumna o en un cuerpo etérico que ya está agrietado. Así, su «tierra», es decir, la envoltura física (el cuerpo) o sus otros cuerpos sutiles (etérico, emocional, mental, astral) que le dan soporte, están fragmentados con armaduras o corazas que ahogan la libre circulación de la vida. Para que este chakra esté fragmentado, es necesario que el entorno del cuerpo que lo contiene también lo esté. Estas fragmentaciones del cuerpo físico y de los cuerpos sutiles pueden provenir a menudo de un ego edificado. La personalidad se ha contraído en sus propias defensas, se ha vuelto rígida. Un chakra fragmentado ya no lleva su energía vital; la personalidad intenta dominar el templo del alma, pues sus centros ya no sostienen la fuerza de vida. Por eso mismo, el alma tiene dificultades en habitar «i1 cuerpo a la defensiva, rígido y contraído, que lleva chakras fragmentados. Un chakra fragmentado a menudo está acompañado de un chakra adyacente rígido que intenta contener a cualquier precio la fuerza vital que se desplaza desde el chakra vecino fragmentado. Esto crea entonces un gran desequilibrio en la estructura misma del Individuo. En la lectura de los chakras, a menudo somos testimonio de un centro fragmentado seguido de un centro muy rígido. Esta rigidez del chakra adyacente es peligrosa, pues a la menor sacudida sísmica interna, el chakra rígido puede estallar. A esto le sigue un derramamiento muy grande y una pérdida de energía vital. El resultado es una pérdida de energía muy elevada, tanto del chakra fragmentado como de su vecino que ha estallado. Todo ello puede provocar grandes malestares. El individuo con un chakra fragmentado experimenta constantemente una pérdida de energía vital y un enorme cansancio.
La sanación y la maestría de su vida. Si escogéis llegar a ser maestros de vuestra vida, es importante que seáis maestros de cada uno de vuestros chakras y que captéis también su sentido, su importancia, Su acción. Os hemos hablado de los chakras primarios, de los vínculos que los unen entre ellos y de los vínculos que los une a la tierra al cielo. Cuando vuestros chakras están realmente alineados a la energía del amor y se han desintoxicado de vuestro propio desamor y del de los demás, cuando esta desintoxicación se ha realizado, os convertís en una tuerza de vida. Llegáis a Ser maestros de vuestros chakras. Llegáis a ser maestros de vuestra vida. Así, la envoltura física que es el templo de vuestra alma se alinea totalmente con la misión de vuestra alma. Y esto no puede vivirse sin la ayuda de vuestros centros de energía, de esos vórtices tan preciosos a través de los cuales circula vuestra energía de vida, vuestra energía espiritual, vuestra energía de amor. Cuanto más os volvéis maestros de vuestros chakras, tanto más os volvéis conscientes de vuestros chakras, tanto más podréis guiar a todos los humanos que vendrán a vosotros a ayudarlos a tomar la responsabilidad de las distorsiones o del desamor que existe en sus respectivos chakras. Lo que es importante, es la humildad del maestro en vosotros, vuestra capacidad de contemplar vuestros propios centros vibratorios, vuestro deseo profundo de armonizar y de sanar vuestras heridas. Esto exige de vosotros el recogimiento, el deseo profundo de evolucionar, el deseo de sanar. Sabéis que los chakras humanos representan también los chakras del planeta. Transportáis en todos vosotros el planeta Tierra. Utilizad las enseñanzas para crecer. Utilizad las enseñanzas para construir y reconstruir. Volveos maestros de vuestros chakras. Volveos maestros de vuestra fuerza de vida. Volveos luz. Volveos amor. Encarnad lo que sois.
Los chakras desfigurados por energías psicológicas no asimiladas correctamente tienen una gran repercusión en la salud físico-mental del Ser humano.
En la figura 15-5 aparecen algunos ejemplos específicos de mis observaciones sobre chakras desfigurados.
El primero (figura 15-5A) muestra la configuración de cada una de las hernias de hiato que he estudiado. El chakra del plexo solar tiene ocho torbellinos más pequeños. El pequeño torbellino situado en el costado izquierdo del cuerpo, en el cuadrante superior izquierdo, parece un muelle que ha saltado. Esta desfiguración aparece en todo el recorrido hasta la séptima capa del campo.
La figura 15-5B muestra cómo se ha estirado la punta de uno de los torbellinos más pequeños. He sido testigo de este proceso en muchos chakras. Aparece en el primero cuando se ha producido alguna lesión en el coxis. Si se ha sufrido algún trauma psicológico grave, donde aparece es en el chakra del plexo solar. Muchas veces se detecta como trauma postoperatorio en un chakra del área donde se ha realizado la intervención quirúrgica.
La figura 15-5C representa un chakra obturado. Toda persona que ha sido sometida a una operación cardiaca muestra energía oscurecida en el chakra del corazón. Las tres personas enfermas de SIDA que he observado tenían obturados el primero y el segundo chakra y en ocasiones el campo completo, dependiendo del progreso de la enfermedad. Los pacientes enfermos de cáncer que he observado mostraban un chakra desgarrado, como el que se ve en la figura 15-5D.
Una vez más, las configuraciones aquí relacionadas alcanzan hasta la séptima capa. Puede que un chakra aparezca desgarrado y, sin embargo, que el cáncer no aparezca en el cuerpo hasta dos o más años después. La coraza protectora está totalmente desgarrada de este chakra. En enfermos graves de cáncer he visto rasgada la séptima capa desde los pies hasta los chakras uno, dos y tres y en el interior del chakra cardiaco. La rasgadura de la séptima capa provoca una enorme pérdida de energía en el campo. Además, el paciente queda sujeto a todo tipo de influencias externas que lo afectan no sólo en el aspecto psicológico, sino también en el físico. El campo es incapaz de repeler las energías no saludables que llegan para que el cuerpo las asimile.
La figura 15-5E muestra un ejemplo en el que el chakra completo aparece desviado lateralmente. Lo he visto con frecuencia en el primer chakra, en los casos en que se ha conectado la energía al suelo, principalmente por una pierna, mientras que la otra es débil. Esto se suele asociar también con un coxis que ha quedado bloqueado por un lado. Estoy empezando a pensar que cada torbellino de un chakra aporta energía a un órgano específico. He observado que cada vez que se produce una alteración en el páncreas ocurre otra en determinado torbellino situado en el lado izquierdo del chakra del plexo solar, justamente debajo del asociado con la hernia de hiato, mientras que si la molestia es en el hígado el afectado es un torbellino distinto, del mismo chakra, que se encuentra cerca de dicho órgano.
La figura 15-5F muestra una desfiguración producida a causa de un agotador maratón terapéutico realizado por una mujer. Después de pasar una semana realizando una terapia de grupo con su hijo drogadicto, esta mujer volvió a casa con un torbellino del chakra del plexo solar abierto en cuña. Estaba pálido, casi sin movimiento giratorio y carecía de pantalla protectora. Desde el momento en que conocí el problema, una semana después de la experiencia, logré reparar el aura antes de que se produjera algún daño adicional más difícil de solucionar. De no haberlo hecho así, es probable que la mujer hubiera llegado a padecer trastornos en el hígado, el órgano relacionado con el torbellino debilitado, o tal vez se lo hubiera curado por sí misma de algún modo.
Se pueden producir otras configuraciones. Muchas de ellas, como se puede ver, son simples desalineaciones estructurales. He visto chakras literalmente arrancados al exterior, muy expandidos o con su tamaño muy reducido. Todos desembocarán en enfermedad en uno u otro momento, y todos guardan relación con una conciencia energética o expresión del sistema de creencias y de la experiencia del individuo, como se ha dicho antes. En otras palabras: la enfermedad en cualquier capa del campo hallará su expresión en ese nivel de conciencia, y cada expresión constituye alguna forma de dolor, sea físico, emocional, mental o espiritual. El dolor es el’ mecanismo incorporado que nos alerta para que corrijamos una situación. Llama nuestra atención sobre el hecho de que algo anda mal y nos obliga a tomar medidas al respecto. Si no nos hemos escuchado antes, si seguimos sin dar importancia a lo que sabemos que deseamos o necesitamos hacer, llegará un momento en que el dolor nos ayudará a realizarlo. El dolor nos enseña a pedir ayuda y, partiendo de tal premisa, ha de considerarse que, la curación es una clave para la educación del alma.
Naturaleza de la enfermedad, sanación y distorsiones energéticas
Todo componente de la realidad, sea individual o común, y especialmente todo tipo de enfermedad o problema físico tiene siempre un detonante mental, emocional, energético y, en muchos casos, profundamente espiritual y de extremo crecimiento personal. Uno puede autogenerarse una enfermedad debido a una distorsión en su sistema energético, producida por una lección de vida o una decisión inconsciente a nivel psicológico, de la misma forma que la masa de la humanidad puede generar una realidad común, enferma, debido a la distorsión de nuestra psique global. Naturaleza de los grandes eventos Todos los grandes eventos que se manifiestan en el planeta son debidos a la creación energética de la suma de millones de realidades comunes, que suman el potencial existente en cada una de ellas, para dar lugar a pandemias, revoluciones, puesta en pie o caída de regímenes, cambios de era, catástrofes, guerras o desastres. No pensemos que, porque la semilla de esos eventos pueda haber sido instaurada artificialmente (como de hecho sucede en muchos casos cuando hablamos de enfermedades que salen de laboratorios, de guerras fabricadas en salas de reuniones o de crisis manufacturadas en oficinas bursátiles), no somos nosotros los que terminamos aceptando, implantando, emitiendo y manifestando el efecto deseado de esa semilla, haciéndola germinar y terminando por darle poder, gracias a que somos el catalizador del proceso energético a través del cual se crea el mundo en el que vivimos. Incluso los grandes desastres naturales que estamos viviendo estos últimos años no son nada más que el proceso del planeta mismo por restaurar la gran carga energética negativa causada por la humanidad, y la restauración de su armonía y balance interno, en su propio proceso de crecimiento. Nuestro planeta no es un sistema cerrado, en el sentido de que los eventos están contenidos allá donde fueron creados, sino que la energía de los mismos viaja por todo el inconsciente colectivo, la psique de la humanidad, y nos afecta a todos en mayor o menor medida, dependiendo de cómo resonemos con esa energía. En el caso de grandes epidemias, los eventos sirven a una causa individual, pues esa persona ha podido elegir fallecer o pasar por la enfermedad para su propio proceso evolutivo, aprovechando la oportunidad presentada para ello gracias a la manifestación (a la que contribuye) de esa enfermedad en la realidad común, pero también tienen un significado más profundo a nivel de masas, dando a veces lugar a grandes cambios en partes de la humanidad por haber sido usada como catalizador para obtener otros propósitos. Grandes enfermedades, plagas, desastres y otro tipo de eventos de este tipo han sido el detonante de grandes avances, reconversiones y cambios colectivos. La especie humana mantiene su propia autoconciencia e instinto de desarrollo como lo mantenemos todos los que pertenecemos a ella, usando a gran escala las herramientas de crecimiento y sanación que usamos todos a nivel individual. La enfermedad no es una cuestión de virus Cuando pensamos que una enfermedad es solo una cuestión de un virus, parece que reducimos el problema a un tema puramente físico. Nos vacunamos o nos medicamos y a corto plazo esa enfermedad se cura o pasa de largo de nuestra casa. Gracias a nuestros avances médicos, muchas enfermedades han sido conquistadas y prácticamente erradicadas. Eso no significa sin embargo que las personas que han decidido pasar por una enfermedad como medio de crecimiento personal o espiritual no cojan simplemente otra que este todavía latente, y para la que, si es necesario, no haya cura en ese momento. Nadie se pone enfermo, de ninguna forma, si esa enfermedad no tiene lugar o no está detonada por un proceso interno psicológico, energético o espiritual. En tiempos de grandes epidemias, miles de individuos permanecen inmunes, y otros miles enferman. A nivel individual, si solo hay un virus en el planeta de una enfermedad rarísima y una cierta alma necesita pasar por ese proceso, esa persona será la única entre millones con ese tipo de problema. Muchos otros millones de personas que también se vacunaron contra tal o cual epidemia probablemente nunca tenían que pasar por ella, pero aun así inoculan en su sistema físico y biológico trocitos del virus, por si acaso, sin comprender que es el proceso energético, mental y espiritual lo que determina que cojamos o no ese virus, esa enfermedad u otra, pues depende de nuestras lecciones y aprendizajes, para nosotros y para con otros, que queramos manifestar (en niveles que posiblemente no entendemos de forma consciente) un cierto estado de salud físico. La muerte y la salida del juego El proceso de la muerte por enfermedad es también un proceso fijo. Nadie se va de este plano si a nivel de alma no quiere irse, y nadie se puede quedar ni un segundo más de lo estipulado cuando desea marcharse. Incluso un suicidio es un permiso para salir antes de tiempo, una decisión del alma, (en regresiones a vidas pasadas he vivido mi salida de una encarnación a través del suicidio, y he vivido el proceso de decisión interna a nivel de alma para llegar a él, lo cual fue muy revelador), que decide poner fin a una partida que todavía, a priori, no se ha terminado. Pero es una decisión del alma, ya que si es la personalidad la que desea irse pero no así quien de verdad gobierna el cuerpo, aparecerán todo tipo de obstáculos que realmente impiden esa salida anticipada del juego. Fallecemos cuando hemos de fallecer y de la forma que escogemos fallecer, y nada puede alterar esa elección de la propia persona a nivel espiritual, así como enfermamos cuando aparece la necesidad física para ello, porque forma parte de un proceso, un aprendizaje, o la manifestación de una distorsión aparecida a nivel energético a la cual no le estamos prestando la suficiente atención mental, y, por ende, debe hacerse visible a nivel físico. La naturaleza de la sanación En la cara opuesta de la moneda, la sanación es el proceso contrario. Todo el mundo sana cuando a nivel profundamente interno desea sanar, cuando se ha completado el aprendizaje asociado a la enfermedad, y cuando se restaura de nuevo el equilibrio energético que causó el problema. No podemos sanar a nadie que no lo desee, eso lo sabemos bien cuando hacemos sanación Akáshica, por muchos bloqueos energéticos que detectemos, como la persona a nivel interno no desee esa restructuración de la distorsión energética que causó el bloqueo, es como si le enviaras una brisa de verano a acariciarle el aura. No le hace nada. Cuando una enfermedad se ha manifestado ya a nivel físico, hay que tratar el cuerpo físico, pero hay que tratar con mucha más insistencia el problema energético que lo detonó. Mientras la entidad tenga un proceso de aprendizaje en marcha, una lección incompleta o una distorsión energética sin armonizar, el trabajo con el cuerpo físico para restaurar la salud es idéntico a poner capas de pintura en la pared sin solucionar el problema que causa la humedad en la misma. A este respecto, volví a leer ayer este párrafo que viene a cuento: “…el área de sanación es ese área que abarca toda la encarnación, ya que la sanación de cualquier distorsión es el equilibrio de esa distorsión… lo que ha sido desgarrado se reúne, y lo que ha causado daño es una parte de la experiencia que ha enseñado una lección que ha sido planeada por la propia entidad, ya sea antes de la encarnación o como una parte de la encarnación. …Muchas veces, la conexión entre la entidad y su experiencia, o para ser más precisos entre la entidad y el catalizador de esa experiencia, es lo que a menudo se denomina enfermedad o falta de armonía, ya que la entidad, o alguna porción de la entidad, es lanzada fuera de su equilibrio normal y forzada por dicho desequilibrio a prestar atención a la situación en la que ahora se encuentra. Cuando esta experiencia y esta lección son consumadas mental y emocionalmente, entonces existe un restablecimiento del equilibrio, de la armonía, de la persona. Cuando la percepción está lo suficientemente distorsionada -o tal vez deberíamos decir lo suficientemente ignorada- entonces puede ser que el catalizador sea dado por la mente al cuerpo, y las dolencias físicas de una u otra forma garantizan a futuro la captura de la atención del buscador. Este tipo de incomodidad enfoca entonces la atención del buscador sobre ese catalizador que no ha sido bien utilizado. A medida que se utiliza el catalizador y el aprendizaje se completa, entonces se logra también lo que se denomina sanación.” Dos caras del mismo proceso Tanto la enfermedad como la sanación son procesos idénticos de diferente polaridad. Uno es el resultado de una distorsión energética, el otro es el resultado de una armonización energética. Ambos son el resultado de algo mucho más profundo, un aprendizaje todavía por integrar o un aprendizaje completado. Ambos dependen de la persona que sufre la enfermedad o que sale de ella, y de nadie más. El entorno exterior no es el causante de ninguno de estos dos procesos, sino que sirve solo como apoyo, herramienta, excusa o método para caer enfermo, o para recuperar la salud. Y todas las enfermedades, problemas y trastornos están siempre disponibles primero como experiencia tanto a nivel emocional como mental, de forma que si nos escuchamos, y nos mantenemos sanos a esos niveles, el cuerpo físico no tiene por qué sufrir nunca ningún tipo de distorsión.
La perfección de nuestro cuerpo y su manifestación en Salud perfecta es un concepto que pocas personas han logrado asimilar en su existencia.
Tenemos muy arraigada la creencia de que el cuerpo es una forma de vida independiente a nuestra voluntad y que actúa, generalmente en nuestra contra enviándonos enfermedades que no podemos controlar y entorpeciendo nuestra vida continuamente. Nos sentimos desprotegidos y temerosos en nuestra propia piel. Captamos nuestro cuerpo como una maquina misteriosa que se mueve de formas incomprensibles y por ende, elegimos temerle antes de amarle. Para comprender el porqué de ese temor hacia nuestra propia biología, debemos ir profundamente a nuestro mundo interior, aquel recóndito lugar donde almacenamos los pensamientos y desde donde construimos las creencias que le dan forma a nuestra existencia y darnos cuenta que, toda enfermedad que nos aqueja es únicamente un espejo fiel de las creencias que albergamos en nuestro interior y de esa forma comprender que Nuestro cuerpo NO actúa en contra nuestra, por el contrario, siempre y en todo momento es obediente a los pensamientos y sentimientos que afloran desde nuestro interior. Cuando niños, creíamos que éramos invencibles, jugábamos en la tierra, nos mojábamos en la lluvia y caminábamos descalzos sin temor a contraer ninguna enfermedad, pues en ese entonces, el paquete de información llamado “enfermedad y muerte” aún no tocaba nuestro mundo interior, teníamos la firme certeza de que la vida era inagotable y perfecta, tal como Es y debe ser. Poco a poco, nuestros Padres y las personas que nos rodeaban se fueron encargando de introducirnos creencias en torno a la fragilidad e imperfección de nuestro cuerpo. Nos dijeron que no nos mojáramos ni camináramos descalzos pues nos daría un resfriado. Que no jugáramos con tierra pues nos daría una infección y así, poco a poco fuimos integrando a nuestro pensamiento y sentimiento el profundo temor a la enfermedad y, la conciencia de que no tenemos control sobre la vida y nuestro cuerpo tomo forma y fuerza en nuestra mente. ¡Eran TAN convincentes Nuestros Padres al externarnos sus creencias y temores, que, a la larga, comenzamos a resfriarnos cuando nos mojaba la lluvia y a enfermar por caminar descalzos! Sus creencias y miedos, ya habían penetrado en nuestro interior y de esa forma, nuestras células tomaron y asimilaron la orden de manifestar enfermedad cada vez que nos mojáramos o nos descalzáramos. El cuerpo es inteligente y responde a todas y cada una de las órdenes de la mente. Jamás actúa en nuestra contra, muy por el contrario, obedece a cada uno de nuestros pensamientos y sentimientos. Cada una de las enfermedades que manifestamos en la adultez, provienen de creencias y sentimientos recopilados en la infancia. Toda enfermedad del cuerpo tiene su raíz en un niño interior profundamente herido cuyos deseos y sueños se vieron truncados a causa de la presión del mundo exterior. Daré un ejemplo más: El cáncer. No es otra cosa más que un reflejo viviente de viejas heridas y rencores no sanados. Cuando somos heridos de niños comenzamos a crear una coraza de pensamientos, para poder defendernos y existir en este mundo; a menudo, esos pensamientos no son más que un cumulo de rencores y heridas no perdonadas que se alojan primeramente en nuestra aura, para después alojarse en nuestro cuerpo, lo cual ocasiona que las células se transformen y tomen el patrón y forma de esas emociones de odio y rencor. Dependiendo de su ubicación podremos conocer y trabajar con esas heridas y sentimientos. Por ejemplo, un cáncer de colon es el reflejo de las emociones, odio y rencores no sanados relacionados con decepciones amorosas, frustraciones en el trabajo y problemas en relaciones interpersonales no perdonados ni trascendidos.
Un cáncer uterino es el reflejo de un problema sexual no sanado y el rechazo a la sexualidad herida, así mismo un cáncer de próstata. Y así sucesivamente. El cáncer es curable una vez que se sanan e integran en amor y perdón las emociones que lo causaron. Debemos sincerarnos con Nosotros mismos y perdonar a los demás, por dura que haya sido la vivencia. Tenemos la responsabilidad de amar nuestro cuerpo, pues a través del amor que podemos sanarlo. Debemos ser conscientes de que la enfermedad siempre, es un producto de los sentimientos, ninguna dolencia surge de la nada y tampoco es un castigo. (Siendo el castigo una creencia más que debemos desarraigar) En nosotros radica el poder de la sanación y el poder de erradicar por completo la enfermedad de nuestro cuerpo, desde el más leve de los resfriados hasta el más grave de los canceres, puede ser erradicadas y sanadas por completo. Nuestro cuerpo es un milagro viviente. ¡Es una estructura maravillosa y compleja, tan perfecta! Su diseño original y su matriz cósmica esta creada para manifestar perfección y salud, en todo momento. ¡Lo único que es capaz de transformar esa estructura es el pensamiento humano, que es así mismo, muy poderoso! y es pilar responsable de la creación de todo aquello que conocemos como realidad. ¡Si somos capaces de crear nuestra realidad, también somos capaces de transformar la estructura de nuestro cuerpo! La vida… toda la vida en este universo responde al pensamiento, sin excepción, a mayor o menor escala. Así es como fue diseñada la creación entera, siempre y en todo momento la energía que nos rodea responderá al pensamiento. El pensamiento se manifiesta a si mismo como ondas sónicas expansivas. Es decir, cada pensamiento y sentimiento emana de nuestro Ser como una onda que se va moviendo y trasladando por el espacio expandiéndose a si misma e impregnando con un patrón geométrico determinado, todo lo que toca. El espacio a través del cual se mueve el pensamiento es la VIDA MISMA. Todo el espacio que nos rodea, es VIDA. ¡No existe el vacio! Eso que conocemos como vacio es en realidad un lienzo en blanco conformado por la energía de la VIDA. Y cada vez que emitimos un pensamiento acompañado de un sentimiento, sin excepción este se moverá por ese espacio de VIDA dándole forma a una nueva creación. ¡Todo es vida! Todo lo que nos rodea responde a los patrones geométricos de nuestros pensamientos y siempre, sin excepción alguna recibimos justo aquello en lo que pensamos con más fuerza. De la misma forma nuestro cuerpo responde a nuestro pensamiento y sentimiento. En todo momento estamos emitiendo órdenes, patrones de forma que le darán vida a las nuevas células que se están formando a cada milésima de segundo. En cada concepción de una nueva célula, esta recibe un patrón de forma a través del cual manifestara su existencia y su función. Es entonces lógico que a cada milésima de segundo tenemos la OPORTUNIDAD DE SANAR, mediante la transformación de nuestro pensamiento y mediante la emisión de pensamientos y sentimientos de Amor hacia Nuestro Cuerpo. Han notado que cuando tienen alguna enfermedad, siempre dicen “MI enfermedad es tal” Es decir, ya se han apropiado de esa serie de dolencias y por ende, su cuerpo recibe TAL CUAL LA INFORMACION DE CONTINUAR MANIFESTANDO ESA ENFERMEDAD! ¡Esa enfermedad no es suya! Es solo un reflejo de sus sentimientos y pensamientos. Y cada sentimiento y pensamiento se puede transformar y equilibrar. ¿Que está sucediendo ahora con la famosa Influenza? Nos están bombardeando con el temor constante a contraer una enfermedad, ¿qué es “muy contagiosa” “muy peligrosa” y que sucede si Yo no tengo miedo? ¿SI YO NO CREO EN ELLO? ¿Como responderán mis células ante la presencia de una persona que si esta enferma?
Puedo estar rodeado de miles de personas enfermas y si YO NO ALBERGO NI EL MAS MININO TEMOR A ENFERMAR, simplemente NO enfermare. ¡Mis Células no tendrán de donde tomar el patrón para manifestar la enfermedad! Vamos Hermanos, desarraiguen de su interior el temor a estar enfermos y de una vez por todas CREAN REALMENTE QUE SON DIVINOS Y QUE SU CUERPO ES PERFECTO. ¡DENLE ESA ORDEN! Hablen directamente con sus células, con su cuerpo. Díganle que las aman y que son perfectas. Ahora, sincérense con Ustedes mismos y sanen su niño interior. Suelten todas sus creencias, vuelvan al origen de la inocencia y la FE. Somos renovados con la transformación de Nuestra mente.